|   Sandra es 
mesera 
en 
un 
restaurante, está 
muy 
preocupada 
porque 
está 
muy 
gorda. Ella 
empezó 
una 
	dieta 
para 
adelgazar, pero 
la 
abandonó 
al 
poco 
tiempo.
 A 
ella 
le 
	encanta 
comer 
salsas, dulces, pan, pastas y 
todo 
lo 
que 
prohibe 
la 
dieta.
 Sandra admira a 
Diana, una 
compañera 
de 
trabajo 
muy 
delgada.
 
 - ¿Tú 
qué 
haces 
para 
estar 
delgada? - pregunta 
	Sandra a 
Diana.
 - Nada 
en 
especial, yo 
como 
a 
las 
horas 
de 
las 
comidas 
en 
forma 
ordenada.
 - 
  ¿Y 
no 
tienes 
hambre 
entre 
las 
comidas? - Pregunta 
	Sandra.
 - No, estoy 
acostumbrada - contesta 
Diana.
 - Entonces, yo 
también 
quiero 
acostumbrarme - dice 
	Sandra - Desde 
mañana 
voy 
a 
hacer 
como 
tú.
 No 
más 
pasteles, ni 
chocolates 
entre 
comidas. Después 
de 
un 
mes, 
	Sandra le 
dice 
a 
Diana.
 - ¿Sábes que 
con 
tu 
idea 
estoy 
más 
gorda, tengo 
	4 kilos de 
más?
 - Pero, ¿tu 
sigues 
la 
dieta 
como 
yo 
hago?
 - Si, 
	exactamente 
como 
tú, y 
además 
tengo 
un 
hambre 
terrible 
- contestó 
Sandra.
 - Y 
a 
la 
hora 
de 
las 
comidas 
¿Cuánto 
comes?
 - ¡Ah, el 
doble 
que 
antes!
 
 FIN
 |