|   Un 
hombre 
va 
a 
una 
tienda 
de 
productos 
para 
oficina, 
	quiere 
comprar 
hojas 
para 
su 
carpeta. - Hola, buenos 
días. Por 
	favor, ¿Me 
da 
hojas 
para 
carpeta? - ¿Alguna 
marca 
en 
particular? 
	- pregunta 
el 
vendedor.
 - No, gracias, me 
da 
igual.
 - Si, bueno 
- dice 
el 
vendedor 
	- ¿pero 
cómo 
las 
quiere?, ¿lisas, cuadriculadas, con 
líneas?
 - Cuadriculadas, por 
favor.
 - ¿Con 
qué 
tamaño 
quiere 
los 
cuadros?
 El 
hombre 
que 
compra 
no 
sabe 
que 
responder 
- Mire, no 
	sé...
 - Tengo 
las 
normales 
de 
4 milímetros, pero 
también 
le 
puedo 
dar 
	el 
papel 
	de 
medio 
centímetro, o 
los 
grandes 
de 
pulgada.
 - Me 
da 
igual, con 
cuatro 
milímetros 
	- dice 
el 
comprador.
 - El 
papel 
blanco 
y 
las 
rayas 
negras, me 
imagino 
	- dice 
el 
vendedor.
 - Sí, sí.
 - ¿Con 
margen 
o 
sin 
margen?
 - Bueno, con 
margen.
 - ¿De 
qué 
color 
quiere 
la 
raya 
del 
margen? 
	- pregunta 
nuevamente 
el 
vendedor.
 - Pues 
no 
sé, ¿qué 
colores 
tiene?
 - Unos 
cuantos. Rojo, negro, azul...
 - Rojo 
está 
bien.
 - ¿Cuántos 
agujeros 
tiene 
su 
carpeta?
 - Cuatro.
 - ¿Con 
las 
esquinas 
redondas?
 - No, mire, me 
da 
igual. - 
	contesta 
ya 
cansado 
el 
comprador.
 - ¿Y 
qué 
medida?
 El 
comprador 
enojado 
mira 
al 
vendedor 
y 
le 
dice: - 
	Vale, mire, lo 
que 
podemos 
hacer, vuelvo 
mañana 
con 
la 
carpeta 
y 
usted 
	me 
da 
hojas 
igualitas 
a 
las 
que 
	tengo 
ahora, ¿vale?
 - Bueno, sí, si 
usted 
quiere...
 El 
hombre 
sale 
confundido 
de 
la 
	tienda 
y 
en 
la 
puerta 
se encuentra 
	con 
un 
amigo 
suyo 
con 
un 
retrete al 
hombro, que 
le 
dice: - Hombre, Manolo, ¿cómo 
estás?
 - Pues 
mira, no 
muy 
bien, porque 
	vengo 
a 
comprar 
hojas 
para 
la 
carpeta, pero 
	el 
el 
vendedor 
es 
un 
pesado 
y 
me 
	da 
un 
gran 
dolor 
de 
	cabeza.
 - ¡Qué 
me 
vas 
a 
decir 
a 
mí! - 
	dice 
el 
amigo 
-  yo 
vengo 
esta 
mañana 
por 
un 
rollo 
de 
papel 
	higiénico, y 
mira, ¡me 
tengo 
que 
traer 
el 
retrete para 
que 
le 
tome 
las 
	medidas!
 FIN
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