|   Un 
día 
vuelve 
Omar a 
su 
casa 
tarde 
del 
trabajo, muy 
cansado 
e 
irritado, y 
encuentra 
a 
su 
hijo 
	Iván de 
6 añitos que 
espera 
en 
la 
puerta. - ¿Papá, puedo 
hacerte 
una 
pregunta?
 - Sí, 
	Iván ¿cuál 
es? - contesta 
Omar.
 - ¿Papá, cuánto 
ganas 
en 
una 
hora?
 - Eso 
no 
es 
asunto 
tuyo. ¿Por 
qué 
preguntas 
eso? - Pregunta 
	Omar muy 
enojado.
 - Sólo 
quiero 
saber. Por 
favor 
¿cuánto 
ganas 
en 
una 
hora?
 - Si 
quieres 
saberlo…en 
una 
hora 
gano 
	24 dólares
 - "Oh," – dice 
el 
pequeño 
Iván - Papá, ¿puedo 
pedirte 
prestado 
	11 dólares?
 
 Omar se pone furioso 
y 
dice: - "Es 
el 
colmo que 
me 
	hagas 
una 
pregunta 
de 
esas, cuando 
ves 
que 
vengo 
muy 
cansado 
del 
trabajo, y 
	sólo 
para 
pedirme 
prestado 
dinero, para 
comprar 
un 
juguete 
tonto 
o 
alguna 
otra 
cosa 
	que 
no 
vale 
la 
pena, entonces, ve 
directamente 
a 
tu 
cuarto 
y 
piensa 
por qué eres 
tan 
egoísta. Yo 
trabajo 
muy 
duro 
muchas 
horas 
todos 
los 
días, y 
no 
tengo 
tiempo 
para 
estas 
tonterías 
infantiles.
 
 Iván va 
en 
silencio 
a 
su 
cuarto 
y 
cierra 
la 
puerta.
 Después 
de 
aproximadamente 
una 
hora,  
	Omar está 
más 
tranquilo 
y 
piensa 
que 
quizás 
es 
un 
poco 
duro 
con 
su 
hijo.  
	Omar va 
a 
la 
puerta 
del 
cuarto 
de 
Iván y 
abre 
la 
puerta. - ¿Estás 
dormido, hijo? - Pregunta.
 - "No 
papá, estoy 
despierto" - contesta 
	Iván.
 - "Creo 
que 
soy 
demasiado 
duro 
contigo" - dice 
Omar, - "Hoy 
es 
un 
día 
largo 
y 
por 
eso 
estoy 
un 
poco 
enfadado, no 
es 
contigo. Aquí 
tienes   
	11 dólares 
para 
ti.
 El 
pequeño 
Iván sonríe 
y 
dice: - ¡Oh, gracias 
papá!"
 
 Luego 
Iván saca 
de 
debajo 
de 
su 
cama 
unas 
monedas.
 - ¿Por 
qué 
pides 
más 
dinero 
si 
ya 
tienes? – dice 
	Omar muy 
enfadado.
 - Porque 
no 
tenía 
bastante, pero 
ahora 
sí 
- contesta 
	el 
niño- Papá, ahora 
ya 
tengo 
24 dólares. ¿Puedo 
comprar 
una 
hora 
de 
tu 
tiempo? Por 
favor, ven 
a 
casa 
temprano 
mañana. Me gustaría cenar 
contigo.
 FIN |