|   Una 
pareja 
de 
ancianos 
chilenos 
está 
de 
paseo 
en 
Valparaiso. 
	El 
señor 
tiene 
76 años 
y 
la 
señora 
73. Ellos 
tienen 
hambre 
y 
deciden 
entrar 
a 
un 
restaurante 
a 
comer 
mariscos 
y 
otros 
frutos de 
mar. - Ahora 
mismo 
les 
traigo 
el 
menú 
- dice 
el 
camarero.
 - No, por 
favor, no 
estamos 
todos. Esperamos 
a 
nuestro 
hijo 
y 
a 
su 
familia. Cuando 
lleguen ellos, vamos 
a 
pedir 
la 
comida.
 
 Poco 
después 
se acerca un 
señor 
vestido 
muy 
elegante 
	de 
más 
o 
menos 
40 años, una 
señora 
rubia  de 
más 
o 
menos 
35 años 
y 
una 
niña 
pequeña 
	que 
tiene 
ojos 
azules. Ellos 
parecen 
buscar 
una 
mesa 
libre. La 
pareja 
de 
ancianos 
les 
hace 
una 
señal 
y 
les 
dice 
algo. Ellos 
sonríen y 
se sientan en 
una 
mesa, al 
lado 
de 
la 
pareja 
de 
ancianos.
 Llega 
el 
camarero 
y 
les 
da 
el 
menú 
a 
los 
ancianos, al 
señor 
y 
a 
su 
familia. Todos 
piden 
la 
comida 
y 
la 
bebida 
al 
camarero. El 
anciano 
pide 
vino 
tinto 
del 
mejor 
y 
el 
señor 
elegante 
un 
vino 
blanco 
de 
la 
casa. Durante 
la 
comida, la 
anciana 
mira 
a 
la 
niña 
y 
juega 
con 
ella. La 
señora 
rubia 
le 
pregunta 
a 
la 
anciana 
de 
dónde 
son 
y 
hace 
cuanto 
están 
en 
Valparaiso. Conversan un 
rato.
 Cuando 
termina 
de 
comer 
la 
pareja 
de 
ancianos, se levanta, saluda 
a 
sus 
vecinos 
de 
mesa 
y 
se va.
 El 
señor 
pide 
la 
cuenta 
y 
el 
camarero 
la 
trae. El 
señor 
mira 
muy 
sorprendido 
al 
camarero 
y 
dice:
 - Esta 
cuenta 
no 
está 
bien, nosotros 
somos 
tres 
y 
aquí 
yo 
pago 
por 
cinco 
personas. Aparte, yo 
sólo 
bebo 
vino 
blanco 
de 
la 
casa 
y 
aquí 
quieren 
que 
pague 
por 
un 
vino 
tinto 
muy 
caro.
 - ¡Ah! Pero 
aquella 
señora 
de 
cabello 
blanco 
con 
el 
anciano 
¿no 
son 
sus 
familiares?
 - No, no 
para 
nada. Sólo 
nos 
ofrecieron la 
mesa 
que 
está 
a 
su 
lado 
para 
sentarnos.
 - No 
lo 
puedo 
creer 
- dice 
el 
camarero 
- ¡¡la 
pareja 
de 
ancianos 
se fue sin 
pagar!!
 El 
camarero 
le 
da 
una 
nueva 
cuenta. El 
señor 
paga 
y 
la 
familia 
se va.
 La 
familia 
llega 
a 
su 
carro 
y 
entra 
y...en 
el 
asiento 
de 
atrás 
están 
los 
dos 
ancianos.
 El 
señor 
dice:
 - Bueno, papás ¿qué 
tal 
la 
comida?
 - Muy 
rica, muy 
rica, en 
especial 
el 
vino. Gracias 
hijo 
por 
la 
invitación.
 
 FIN
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